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Algunas sugerencias para potenciar de esta modalidad de anuncio del Evangelio serían:

  • Crear relaciones personales auténticas, caracterizadas por el conocimiento de cada una de las personas, la comprensión y la estima por lo que son, lo que hacen y en definitiva lo que andan buscando en la vida. Se busca establecer relaciones de confianza y cercanía que ayuden a fortalecer la fe y el crecimiento espiritual.
  • Estar disponibles generosamente para acompañar a las personas que buscan que son un terreno fecundo para acoger la fe evangélica. La propuesta del Evangelio se hace en el contexto de problemas, posiciones, preocupaciones, búsquedas suscitadas por el interlocutor, brindando apoyo, orientación y cuidado espiritual al catequizando.
  • Recurrir a formas de anuncio cristiano ocasional e indirecto, a través del campo de la cultura y específicamente de las expresiones artísticas del cristianismo. Pedagogía activa y participativa
  • Favorecer reflexiones en torno a los grandes problemas de la existencia humana, donde es posible presentar la respuesta cristiana a los interrogantes del ser humano.
  • Esperar el momento propicio en el que la persona está dispuesta a escuchar, dialogar e integrarse en la comunidad eclesial. Potenciar la participación activa en la vida y actividades de la comunidad eclesial, promover el sentido de pertenencia y corresponsabilidad en la Iglesia, el servicio a los demás y el testimonio cristiano en la sociedad. 

Resuena en este contexto la Carta a Diogneto: “Los cristianos no se distinguen de los demás, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres (…) Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble…”  Este es el reto, transmitir la fuerza interior de la fe en el transcurrir de la vida diaria del seguidor de Jesús.

La catequesis actual busca reconocer, respetar y ayudar a descubrir la dignidad de cada persona como hijo o hija de Dios. Se centra en el desarrollo integral de la persona, abordando no solo los aspectos intelectuales del contenido de la fe, sino también los emocionales, espirituales y sociales. Para ello es importante el anuncio del contenido de la fe y una metodología centrada en la persona y su contexto existencial. 

 

Carmen Víllora, FMA
Profesora ISCR Don Bosco

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