Reflexión hecha a partir del artículo: “Romero, el santo más esperado”,
por José Ignacio Rivarés: Pág. 18 en la Revista ECCLESIA n.º 3956 del 6 de octubre de 2018.
“Esta pregunta es pertinente porque muchas son las personas –cristianas incluidas– que ni siquiera han oído hablar de él. Una encuesta previa a la celebración del centenario de su nacimiento en 2017 desveló que incluso en su propio país, El Salvador, un 20 % de la población tenía ya poco o ningún conocimiento de su persona. Y lo que es peor: que el 61 % de la gente, les resultaba indiferente.” [Extraído textualmente del artículo]
Oscar Arnulfo Romero y Gáldamez nació en el año 1917 en Ciudad Barrios (El Salvador) en el seno de una familia numerosa y humilde. Cuando cumplió los 12 años, se fue de casa para iniciar el seminario menor y fue enviado a Roma a estudiar. Al volver, se dedicó a ser párroco, secretario del obispo, rector de la catedral y director de los medios diocesanos de comunicación, entre otros cargos.
Pero sobretodo, es destacable la vida de san Oscar Romero porque en el año 1977 se hizo cargo de la archidiócesis de El Salvador durando en el servicio a la Iglesia 3 años, cuando fue asesinado por disparo mientras oficiaba la Eucaristía en la capilla del Hospital de enfermos de cáncer el 24 de marzo.
La vida de s. Oscar Romero nos interpela a cada uno, ¿qué te dice a ti?
¿Y por qué fue asesinado?
Según las fuentes de la Comisión de la Verdad del año 1993, fue un complot militar para acabar con él justo el día después de que su homilía dominical (seguida por radio por miles de fieles de todo el país) pidiera a los soldados que pusieran fin a la represión y dejasen de matar al pueblo.
La apuesta por la paz y la dignidad de las personas nos hace ser de una manera concreta, ¿cómo materializas esta opción en tu vida?
¿Y ahora santo?
Fue un extraordinario abanderado de la justicia social y de la opción preferencial por los pobres. Lo cual hizo que promoviera con su vida y obra una evolución de la Iglesia en clave de conversión tratando de llevar a la práctica lo que el Concilio Vaticano II y el Evangelio proponen.
El 14 de octubre fue canonizado y la gente sencilla puede reconocer en él la esperanza, el consuelo y la mano amiga de una persona que apuesta firmemente porque Dios está al lado de los pequeños, está del lado de los sencillos y humildes.
Entonces, ¿celebras a San Oscar Romero, el santo de todos?
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