¿Qué me aporta el sacramento de la Reconciliación? (Parte 1 de 2)

A menudo sentimos algunas dificultades ante el sacramento de la Reconciliación. Pero no hay ninguna dificultad que resulte imposible de vencer. Y todos podemos crecer y madurar en cristiano ayudándonos a celebrar, en la Reconciliación, el perdón gratuito de Dios.

Las dificultades más comunes que ponemos ante el sacramento pueden ser: No encuentro pecados que confesar… Yo ya le pido perdón a Dios cuando rezo… Me da vergüenza contarle mis cosas a otro… ¿Qué va a decir cuando sepa cómo soy? Todos estos argumentos, en el fondo reflejan, el miedo que tenemos a ser juzgados. Cuando, en realidad, Dios acoge siempre a aquel que se arrepiente del mal que ha hecho a los demás.

Por eso la Iglesia nos dice que el sacramento de la Eucaristía y el de la Reconciliación (Penitencia), son aquellos sacramentos que, en lo cotidiano, nos ayudan a acercarnos a Dios, y a ir transformando nuestra vida según lo que Él espera de nosotros.

Algunas veces me han preguntado: ¿Con qué frecuencia hemos de celebrar el sacramento de la Reconciliación? Cada persona debe encontrar el ritmo que le ayude a revisar periódicamente su vida a la luz del Evangelio, evitando dos extremos peligrosos: la dejadez y los escrúpulos. Actualmente los religiosos suelen confesarse una vez al mes. Es un buen ritmo. Un cristiano laico comprometido puede seguir también ese ritmo. Con todo, la mayoría de cristianos adultos suelen confesarse, al menos, tres veces al año: en Adviento (preparando la Navidad), al finalizar la Cuaresma (preparando la Pascua) y al reemprender el ritmo normal de trabajo, al acabar el verano.

Con la confesión periódica voy modificando aquellas actitudes y conductas contrarias al Evangelio y sus exigencias, y llega más a la vida de cada día. Una buena práctica consiste en tomar algún texto de los evangelios (por ejemplo el Sermón de la Montaña de Mateo 5-7) y confrontar la propia vida a la luz de las Bienaventuranzas y de las otras enseñanzas de Jesús. Y con estos textos podemos hacer el examen de conciencia.

Joan Josep Moré i Ramiro, SDB
Jefe de Estudios