La valoración moral cristiana de la Inteligencia Artificial (IA) es un tema multidimensional que abarca varias áreas de reflexión y preocupación en estos tiempos tan complejos, que no siempre complicados, lo digo por los que lo miran todo con recelo o incluso miedo.
Desde la perspectiva cristiana, podemos, desde la doctrina y los valores morales anclados en la Palabra y el Magisterio de la Iglesia, destacar algunos puntos clave para la valoración cristiana de la IA:
- Dignidad humana: En la moral cristiana, la dignidad humana ocupa un lugar central. La preocupación surge cuando la IA podría ser utilizada para manipular, controlar o de otra manera disminuir la autonomía y la dignidad del ser humano. La utilización ética de la IA debe respetar y promover la dignidad y libertad de cada persona.
- Creación y responsabilidad: La humanidad debe custodiar la creación de Dios. Esto implica una responsabilidad en la creación y uso de tecnologías. La IA debe ser desarrollada y utilizada de manera responsable, con consideración de sus impactos a largo plazo en la sociedad y el medio ambiente.
- Justicia y equidad: La IA plantea preocupaciones significativas relacionadas con la justicia y la equidad, especialmente en términos de sesgos en algoritmos que pueden perpetuar discriminaciones. Es crucial que la IA se desarrolle y aplique de manera que promueva la equidad, la inclusión y la justicia para todos.
- Teleología y finalidad: Todo lo creado tiene un propósito divino. En este contexto, la finalidad de la tecnología de IA debería alinearse con los propósitos divinos de promover el bien común y ayudar a la humanidad en su vocación de cultivar y cuidar el mundo.
- Relaciones interpersonales: La IA también presenta desafíos para las relaciones interpersonales, incluyendo la posible reducción del contacto humano en diversas áreas de la vida (como el cuidado de los enfermos y la educación). Es vital mantener y fomentar relaciones auténticas y compasivas entre las personas.
- Teología del trabajo: El trabajo es un aspecto importante de la Doctrina Social de la Iglesia, visto como una forma de participación en la creación de Dios. La automatización a través de la IA que lleva al desplazamiento laboral masivo puede ser motivo de preocupación ética. Es esencial encontrar maneras de integrar la tecnología de IA en la sociedad que no solo maximicen la eficiencia, sino que también promuevan el bienestar y el desarrollo humano.
Como afirma Philip Larrey, sacerdote, profesor de Filosofía en el Boston College y presidente del consejo asesor de la plataforma colaborativa Humanidad 2.0: “No hay nada inherente en la IA que contradiga la dignidad del ser humano o que pueda dañar la naturaleza de las personas. Dependerá siempre de cómo la usemos”. (https://www.religiondigital.org/mundo/Philip-Larrey-Inteligencia-Artificial-entrevista-blanquerna_0_2688331141.html).
Sor Gemma Morató, OP
Profesora ISCR Don Bosco
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