La Biblia se nos presenta fundamentalmente como una obra literaria que ha llegado a nosotros tras siglos de tradición oral y escrita. Pero, además, de obra literaria, es también obra religiosa: nos transmite una experiencia de fe. Dado su carácter de obra literaria creyente, la interpretación bíblica tiene elementos comunes y elementos propios frente a la interpretación de otros textos literarios.
Las Biblia, como obra humana literaria, está sujeta al proceso de interpretación que la moderna hermenéutica aplica a la interpretación de cualquier texto, en cuanto vehículo comunicativo de una experiencia humana.
Toda comunicación humana parte de una experiencia previa. El sujeto personal tiene una vivencia de la realidad que, en el proceso cognoscitivo del sujeto, se traduce en lenguaje. El lenguaje sistematiza y objetiviza en un texto la vivencia previa. El texto puede tomar varias formas: una frase, un discurso, una partitura musical, un cuadro pictórico, una escena dramática, una escultura según el sistema lingüístico usado por el sujeto en su objetivación de la vivencia. El texto, como elemento objetivado, es capaz de ser transmitido y ser accesible, así, a otros sujetos: se convierte en medio de comunicación. El segundo sujeto, deberá deshacer el proceso objetivador a fin de llegar a capar la experiencia que dio pie al proceso de objetivación y composición del texto. De esa manera la experiencia del primer sujeto (autor) es accesible al segundo sujeto (lector).
La hermenéutica tradicional centraba sus esfuerzos en llegar a descubrir cuál era la intención del autor. Actualmente, desde la hermenéutica actual, ese esfuerzo ha caído bajo sospechas. Sabemos que, mediante una decodificación correcta en el ámbito del contexto hermenéutico original del autor, podemos aproximarnos a esa intención, pero nunca llegaremos a apropiarnos de ella, debido a la contingencia que la racionalización y la codificación comunicativa imprimen a la vivencia original. Pretender llegar pura y llanamente a la intención del autor no es sino una falacia psicológica.
La hermenéutica moderna ha descubierto la autonomía comunicativa del texto, debido al plus de sentido que contiene y a sus posibilidades de interpelar las experiencias previas del lector. Los esfuerzos hermenéuticos actuales se concentran en la interpretación del texto en cuanto es expresión mediatizada del autor y, a la vez, en cuanto sus capacidades autónomas de expresión.
La hermenéutica Biblia busca, pues, descubrir qué nos dice la Biblia, un texto del pasado, a los hombres y mujeres de hoy; y, para ello, estudia en contexto original de redacción del texto bíblico y sus maneras expresivas, y lo pone en relación y diálogo con el contexto social actual y nuestras maneras propias de comprensión y de expresión.
Jordi Latorre, SDB
Director ISCR Don Bosco
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