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En paralelo a la calle Jaume I, cerca de la Plaça de St. Jaume de Barcelona, corazón neurálgico de la ciudad y de su historia (casi en el mismo lugar se situaba el foro romano, donde iban a parar las dos arterias principales de la urbe: el Decumanus Maximus, identificable hoy con el carrer del Bisbe; y el Cardo Maximus, aproximadamente bajo el actual carrer del Call), se encuentra la Iglesia-Basílica de los mártires Sant Just y Pastor; iglesia que, como la mayoría, ha ido recopilando con el paso de los años, múltiples estilos artísticos y arquitectónicos, si bien es cierto que en su configuración predomina el gótico, siendo una de las iglesias más bellas (y desconocidas) de la ciudad de Barcelona. Y situada, como decimos, en pleno barrio gótico, justo delante de la plaza Sant Just, donde se encuentra la Font d’en Fiveller, una de las más antiguas también de la ciudad. Es, ciertamente, un rincón mágico de Barcelona.

Paseando por sus aledaños en una tarde de verano, vengo a parar a esta iglesia y me siento frente a ella a descansar un poco y a contemplarla con calma; es un lugar evocador. Es en ese momento cuando no puedo dejar de pensar en los elementos y acontecimientos que nos acercan, y de alguna manera nos conectan, con las primeras comunidades cristianas de Barcelona, con su contexto cotidiano y con aquello que los fundamentaban en su fe y en su quehacer diario. ¿De qué será testigo este espacio? ¿Qué habrán “visto” estas piedras con el pasar de los siglos? ¿Qué habrá ocurrido bajo su cielo? Recuerdo haber leído que cuando se realizaban unos trabajos de pavimentación del suelo de esta Basílica (allá por el año 2011), aparecieron diferentes restos materiales de época romana que abarcaban del siglo I al VI d. C. Así, además de objetos más cotidianos (fragmentos de recipientes cerámicos o agujas de oro para el pelo -¿quién las perdería? ¿Qué historia habría detrás de estos objetos?-), vio la luz un muro que parecía relacionarse con un edificio de carácter administrativo, hecho que sintoniza con la proximidad del foro romano y las actividades comerciales y administrativas propias de la época. Este hallazgo nos indica que donde hoy se encuentra esta basílica, en el pasado, casi en los inicios de la ciudad, ya existía algún tipo de edificio. 

Asimismo, en las excavaciones apareció también una columna de 80 cm de diámetro asociada a lo que sería una iglesia primitiva y a otras posibles construcciones relacionadas con el culto y organización eclesial; además se identificó una estructura bautismal (posiblemente del siglo VI) y algunos sarcófagos con iconografía cristiana. Está clara la tradición y la impronta cristiana del lugar. Podemos decir, pues, que en este espacio ha habido culto cristiano ininterrumpido des del siglo IV d. C. hasta nuestros días, siendo uno de los edificios más significativos de la ciudad en este sentido (solo comparable a la catedral de Barcelona). 

 

Salvador Ramos Cantos
Profesor H.ª de la Iglesia del ISCR Don Bosco

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