Pero lo que me llama la atención es que el Papa remarque expresamente que la cosa más importante es que cada joven se atreva a sembrar el primer anuncio en esta tierra fértil que es el corazón de otro joven (CV, 210). Es decir, que los jóvenes sean los evangelizadores de los jóvenes. Y que lo hagan con el idioma de la proximidad, […] del amor desinteresado, relacional y existencial que toca al corazón, llega a la vida, despierta esperanza y deseos […] El lenguaje de la gente joven entiende que es de aquellos que dan la vida (CV, 211).
También me llama la atención que el Papa, desarrollando el tema del crecimiento y la fe, diga: Ante todo intentemos suscitar y arraigar la grandes experiencias que sostienen la vida cristiana (CV, 212): La profundización del kerygma y el crecimientos del amor fraternal (CV, 213). Sobre la profundización del kerygma remarca que haya momentos que ayuden a renovar y profundizar la experiencia personal del amor de Dios y de Jesucristo vivo.
Sobre el crecimiento del amor fraternal dice que la PJ debe incorporar medios y recursos variados para ayudar a los jóvenes a crecer en la fraternidad, a vivir como hermanos, a ayudarse mutuamente, a crear comunidad, a servir a los demás, a estar cerca de los pobres (CV, 215). Es decir, a una experiencia práctica del amor que predicaba y practicaba Jesús en la Palestina de su tiempo.
Finalmente, me atrevo a remarcar el afecto que necesitamos hacer PJ hoy, ya que el tema afectivo es transversal a todo lo que sea el trato con la juventud. El ambiente de amistad, de relación fraternal y directa, la proximidad hacia los jóvenes llega a ser fundamental para cualquier tipo de PJ que se quiera trabajar con ellos y desde su talante.
En resumen, el Papa Francisco nos sugiere hacer una PJ:
- Arraigada en la sinodalidad: Caminar juntos.
- Capaz de discernir y ser creativa, sin caer en el “siempre se ha hecho así”.
- Llena de protagonismo juvenil.
- Fraterna y próxima a la gente, afectuosa y alegre.
- Con plena fidelidad al corazón del kerygma: con plena consciencia del amor de Dios, encarnado en Cristo, muerto y resucitado.
Miquel Armengol
Terrassa, 6 de septiembre de 2022
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