San Juan Bosco es un referente y modelo de celo apostólico y de caridad pastoral hacia la juventud, sobre todo la más pobre y vulnerable para toda la Familia Salesiana, como para toda la Iglesia universal. En los iconos y estatuas casi siempre su figura viene rodeada de chicos y jóvenes, ahora también de alguna chica. Y me preguntaba: ¿De dónde sacaba toda esa energía para tirar adelante tantas empresas realizadas, empezando digamos desde cero, dando sus servicios de educación, ropa, comida, alojamiento, creando estructuras, obras nuevas, etc, a tantos jóvenes de Torino?
Hay un aspecto de su vida que nos es más desconocido, y éste es su vida interior. Él no escribió nunca lo que otros santos sí han hecho: un diario o historia de su vida espiritual… Pero sí queda el reflejo en muchos de sus escritos de carácter narrativo o didáctico o en las cartas dirigidas a tantas personas que le pedían favores o consultas. En estas cartas sí se hace notar aquella interioridad suya que ciertamente movía montañas…
El patronaje-modelo que él quiso de los Salesianos fue San Francisco de Sales, obispo y pastor del siglo XVI/XVII, reconocido en la Iglesia, más allá de su talante pastoral, también reconocido como escritor espiritual.
En Don Bosco no es aparentemente así: incluso se le reconoce como un hombre siempre de acción. La gran objeción hecha a su persona será si realmente fue un hombre de interioridad… Algunos de sus contemporáneos, que lo conocían de lejos, mas lo veían así: metido en mil empresas, patio arriba, patio abajo, viajes… Y se preguntaban: ¿Cuándo rezaba este hombre?
Ramon Muray
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